Juan XXIII
Juan XXIII no en vano fue apodado 'El Papa bueno'. Y es que antes de ser elegido pontífice ya había mostrado ser un hombre bondadoso, caritativo y humilde.
Entre los acontecimientos que más se recuerdan está su intervención para
socorrer a miles de judíos de la persecución nazi durante la Segunda
Guerra Mundial. Posteriormente ayudó a normalizar la Iglesia francesa,
desestabilizada por la gran cantidad de obispos que había colaborado con
los nazis.
Una vez sentado en el trono, en 1958, demostró, otra vez, que tenía
buenas intenciones y que deseaba reformar la Iglesia católica para bien.
No habían pasado ni tres meses tras su elección cuando convocó el
Concilio Vaticano II, uno de los eventos históricos que marcaron el
siglo XX, donde un objetivo fue lograr una renovación moral de la vida
cristiana. En aquella asamblea participaron representantes de otras
religiones cristianas, uno de los motivos por el que es honrado en
muchas organizaciones protestantes donde lo califican de "renovador de
la Iglesia".
La reducción de los altos estipendios para los religiosos, profesando la
importancia de una vida más humilde, fue un golpe duro para varios
representantes de la Iglesia, pues muchos de ellos, incluidos cardenales
y obispos, llevaban una vida llena de lujos. Más allá de estas
reformas, el 261.º Papa de la historia conquistó los corazones de los
fieles católicos con un estilo sencillo, fraterno y paternal.
Fue beatificado por Juan Pablo II en 2000, donde se le reconoció el
milagro de interceder en la curación de una monja napolitana que padecía
una enfermedad incurable de estómago. La curación fue calificada por
peritos médicos de "inexplicable" para la ciencia.
Juan Pablo II
Juan Pablo II, cuyo nombre secular era Karol Józef Wojtyla, llegó a ser
el 264.º Papa de la Iglesia católica y fue considerado como uno de los
líderes más influyentes del siglo XX, además de uno de los más viajeros
de la historia: visitó 129 países durante su pontificado.
El Papa fue muy querido en todo el mundo, algo que se vio reflejado
tanto en la multitud que acudía a verlo en sus viajes por el planeta,
como en los tres millones de feligreses que colapsaron las zonas
adyacentes al Vaticano tras su muerte pidiendo su canonización.
A Juan Pablo II se le atribuyen dos milagros. El primero, el que lo
llevó a la beatificación, corresponde al caso de una monja francesa que
se curó del mal de Parkinson después de haber rezado a Juan Pablo II.
Sobre el milagro que lleva a la santidad a Karol Wojtyla se trata de la
curación de una mujer de Costa Rica que padecía un aneurisma cerebral,
del que curó de manera inexplicable para la ciencia el 1 de mayo de
2011, el mismo día en que Juan Pablo II fue beatificado.
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