«¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro
padre David! ¡Hosana en las alturas!». (Mc 11, 7-10)
-JUEVES SANTO:
La Última Cena: "Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo
dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a los discípulos diciendo: -Tomen y
coman, esto es mi cuerpo.
Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a
ellos, diciendo: -Beban todos ustedes de esta copa, porque esto es mi
sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de
muchos para perdón de sus pecados. Pero les digo que no volveré a beber de este
producto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el
reino de mi Padre." (Mt 26, 25-29)
Oración en el Huerto: "Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado
Getsemaní, y les dijo: -Siéntense aquí, mientras yo voy allí a orar.
Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse muy
triste y angustiado. Les dijo: -Siento en mi alma una tristeza de muerte.
Quédense ustedes aquí, y permanezcan despiertos conmigo.
Enseguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y oró diciendo: «Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Luego volvió a donde estaban los discípulos, y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: -¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mantenerse despiertos conmigo? Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles." (Mt 26, 36-41)
Enseguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y oró diciendo: «Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Luego volvió a donde estaban los discípulos, y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: -¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mantenerse despiertos conmigo? Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles." (Mt 26, 36-41)
-VIERNES SANTO:
Pasión de Jesús: "Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y
reunieron toda la tropa alrededor de él. Le quitaron su ropa, lo vistieron con
una capa roja y le pusieron en la cabeza una corona tejida de espinas y una
vara en la mano derecha. Luego se arrodillaron delante de él, y burlándose le
decían: -¡Viva el Rey de los judíos!
También lo escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza. Después de
burlarse así de él, le quitaron la capa roja, le pusieron su propia ropa y se
lo llevaron para crucificarlo." (Mt 27, 27-31)
Muerte de Jesús en la cruz: "Jesús dio otra vez un fuerte grito, y murió. En aquel
momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló,
las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron; y hasta muchas personas
santas, que habían muerto, volvieron a la vida." (Mt 27, 50-52)
-SÁBADO SANTO: "Fueron, pues, y aseguraron el sepulcro poniendo un sello sobre la piedra que lo
tapaba; y dejaron allí los soldados de guardia." (Mt 27, 66)
-DOMINGO DE PASCUA: "El primer día de la semana, María Magdalena fue al
sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra
que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaba Simón Pedro y
el otro discípulo a quien Jesús quería mucho, y les dijo: -¡Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron corriendo y fueron al sepulcro. Los dos iban
corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al
sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él
llegó Pedro, entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; y
además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no
estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo
que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la
Escritura, que él tenía que resucitar." (Jn 20, 1-9)
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