martes, 19 de marzo de 2013

El escudo y el lema del Papa Francisco

EL ESCUDO:
En los trazos esenciales el Papa Francisco ha decidido conservar el mismo emblema  que mantuvo desde su consagración episcopal,  particularmente caracterizado por la sencillez.
El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia: la mitra colocada al centro y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con la de la plata, unidas  por un lazo rojo.
En alto, aparece  el emblema de la Compañía de Jesús (jesuitas) a la que pertenece: un sol radiante con, al centro y letras  rojas, la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base.
En la parte inferior se ve la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal cuya fiesta se celebra este 19 de marzo, día de la inauguración del pontificado.
Al colocar en su escudo estas imágenes, el Papa ha querido expresar su propia y particular devoción hacia la Virgen Santísima y San José.

EL LEMA:
El lema del Santo Padre Francisco está tomado de las homilías de San Beda el Venerable sacerdote (Hom 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe:
"Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me", que evoca el siguiente pasaje: "Jesús vió a un hombre, llamado Mateo , sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Lo vió más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo (miserando atque eligendo), le dijo sígueme, "Sigueme", que quiere decir "imítame". Le dijo "Sígueme", más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque quien dice que está siempre en Cristo debe andar de continuo como él y anduvo".
La Homilía de San Beda el Venerable es un homenaje a la misericordia divina y aparece reproducida en la Liturgia de la Horas en la fiesta de San Mateo que además reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa.
En la fiesta de San Mateo de 1953, el joven Jorge Mario Bergoglio experimentó  -a la edad de 17 años- en un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después, y tras una confesión, se sintió tocado en el corazón y advirtió que sobre sí mismo descendía la misericordia de Dios, quien con mirada de tierno amor, lo llamaba a la vida religiosa en la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola.
Una vez obispo, el entonces Mons. Bergoglio, en recuerdo de ese momento que lo marcó profundamente, decidió elegir como lema la expresión de San Beda "miserando atque eligendo" que ha querido reproducir también en el propio escudo pontificio.

Fuente: Delegación para el clero

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